Roque Dalton
Geovani Montalvo**
Contrario a lo que algunos piensan, a casi 35 años después de su asesinato, Roque Dalton sigue y pervive intensamente en experiencia revolucionaria y literaria. Su poesía que es “la siempreviva” -como él decía- es una “poesía protesta” latinoamericana.
Roque nació 3 años antes de aquella matanza, de aquel levantamiento, autentica lucha de clases que convocó a una insurrección popular en 1932, una insurrección indígena, campesina y porque no, comunista.
Muchos años después, en sus “historias prohibidas del pulgarcito”, Roque Dalton afirmaría que “todos nacimos medio muertos en 1932, sobrevivimos pero medio vivos, cada uno con una cuenta de treinta mil muertos enteros”.
La desigualdad marcada por la invasión y dominación española, seguida por la independencia de algunos criollos y mestizos en 1821, y desatada con la crisis de 1929 profundizó el descontento popular en El Salvador.
El pueblo cansado de bajos salarios, explotación, de la injusta distribución de la tierra y el acaparamiento de las riquezas en manos de unas cuantas familias decide sublevarse, y exigiendo sus derechos fundamentales el pueblo inconforme fue reprimido, masacrado, aniquilado y exterminado por la dictadura militar y la oligarquía salvadoreña en 1932.
masacre 1932
Una matanza liderada por el entonces presidente General Maximiliano Hernández Martínez, dejó inciertamente a treinta mil muertos, donde la mayoría de las personas ejecutadas eran indígenas, destruyendo así gran parte de una cultura que ahora nos exige justicia y reconocimiento.
“Todos nacimos medio muertos en 1932” exclamaría Roque unos años después. “Ser salvadoreño es ser medio muerto, eso que se mueve es la mitad de la vida que nos dejaron”.
“Y como todos somos medio muertos
los asesinos presumen no solamente de estar totalmente
vivos
sino también de ser inmortales
Pero ellos también están medio muertos
y sólo vivos a medias”
78 años después de este etnocidio, persisten incrementadas las causas de aquel levantamiento. La historia nos exige recordar y replantear la lucha, y en este contexto complejo que vive El Salvador, se necesitan soluciones también complejas pero prácticas, venidas desde abajo.
“Unámonos medio muertos que somos la patria
para hijos suyos podernos llamar
en nombre de los asesinados
unámonos contra los asesinos de todos
contra los asesinos de los muertos y los mediomuertos.
Todos juntos
tenemos más muerte que aquellos
pero todos juntos
tenemos más vida que ellos
La todapoderosa unión de nuestras medias vidas
de las medias vidas de todos los que nacimos medio
muertos en 1932”.
Esta verdad pronunciada a gritos, nos exige saldar nuestra deuda con la historia y con aquellos que ya muertos, buscan florecer con justicia y solidaridad.
Aquellos 30 mil que murieron y aquel Roque asesinado en manos de “sus propios compañeros de lucha” –ahora fieles y auténticos servidores del imperio- son sangre de venas que recorren nuestra América esperando “el turno del ofendido” para volver a nacer con “más vida que ellos” en la lucha por construir nuestra “patria grande”.
*En homenaje a los 30 mil masacrados en enero de 1932 y al poeta asesinado en mayo de 1975.
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